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Máquinas de mentira

Toda historia tiene un comienzo y quizá para algunos el de esta es a partir del 7 de agosto de 2018, cuando Iván Duque tomó posesión como presidente del país. Al momento de ser elegido se sabía que algo en el proceso de paz cambiaría o simplemente no se iba a respetar. Con casi tres años de gobierno, volvimos a sacar bandera cada vez que ocurría la muerte o la ‘baja’ de un integrante de las ahora disidencias de las FARC. Ese no debería ser el objetivo, ellos si no cumplen con lo acordado tienen que pagar cárcel, pero aún se debe respetar su vida.


En consecuencia con lo anterior, me quiero centrar hoy en dos casos puntuales: el primero ocurrido en agosto de 2019 en Caquetá y el otro, mucho más reciente, el pasado 2 de marzo en Guaviare. El hecho que une ambas fechas son diferentes bombardeos a campamentos de las disidencias y que en los lugares había presuntamente menores.

El caso número uno fue bastante controversial, debido a que el entonces ministro de Defensa, Guillermo Botero, “ocultó información al país” así lo afirmó el senador, Roy Barreras, en el debate de moción de censura realizado por el Senado. La “operación impecable” como la nombró el presidente Duque fue en la noche del 29 de agosto de 2019 en la que murieron 8 menores; sin embargo, apenas hasta noviembre se conoció que en el bombardeo estuvieron presentes niños, lo que generó diversas protestas en las ciudades.

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De igual forma, el senador, Roy Barreras, un año después aseguró que "No han sido ocho, hay más muertos. Son 36. Niños y niñas en registros oficiales que ustedes verán, en su momento, en cifras de medicina legal. Estoy hablando solamente de niños y niñas desde los 12 años hasta los 18, muertos por balas de la fuerza pública, muertos por agentes".

Posteriormente, cuando Guillermo Botero dejó el puesto por la presión social; además de ser premiado actualmente como embajador de Colombia en Chile, Carlos Holmes Trujillo lo relevó en el cargo e irónicamente en octubre de 2020 también tuvo una controversia en el operativo que finalizó con la muerte de alias ‘Uriel’, líder de la guerrilla del ELN.

Nuevamente, Barreras fue el que denunció que en el campamento guerrillero estaban situados niños de 6 a 10 años. Al momento de mencionar que la operación fue exitosa, el ministro Trujillo reconoció que sí había niños, pero se libró de culpas bajo las normas del Derecho Internacional Humanitario y afirmó que “la fuerza pública no mata niños”.

Sin embargo, conocemos lo ocurrido con Holmes Trujillo y su muerte debido al COVID-19 a principios de este año; por consiguiente, llegó al puesto Diego Molano quien fue director del Departamento Administrativo de Presidencia, asesor de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, director del Instituto Colombiano de Bienestar Familia (ICBF) y quizá lo más importante para el cargo, o por lo menos para el presidente, haber nacido en el Hospital Militar.

No obstante, yendo al punto central, el pasado 2 de marzo se realizó un nuevo bombardeo con el objetivo de ‘dar de baja’ a alias ‘Gentil Duarte’. En el operativo murieron 12 personas, tres capturados y dos menores de edad recuperados, pero se confirmó que uno de los fallecidos era una menor de 16 años. Lo que hizo explotar la polémica, fue la declaración del ministro Molano, en donde comentaba que los niños reclutados por las disidencias de las FARC se convertían en “Máquinas de guerra”. 

Hasta qué punto un niño se puede convertir en un objetivo militar como lo puede llegar a afirmar la General María Paulina Leguizamón: “Toda persona cuando tiene una participación directa en las hostilidades se convierte en un objetivo, es legítima la acción contra un objetivo”. Pese a que ella no se está refiriendo a menores de edad, se entiende que toda persona que esté en contra de los intereses del país se le aplicará toda la fuerza militar, pero los niños hacen parte del conflicto armado sin tener la autonomía o el conocimiento de causa. A su vez, muchos de estos niños pueden estar ahí por la muerte de sus padres o diversos hechos y me asombra que aquel que fue director del ICBF, el ministro Molano, se refiera como “máquinas de guerra” a menores, los mismos que el instituto promete proteger y defender a capa y espada.

Escrito por: Andrés Cubillos

© 2021 ContraParte Periodismo Investigativo

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