
Cuando la ficción y la realidad se funden: Sicarios urbanos
“la calle es una guerra donde hay que sobrevivir”
-Mario Mendoza en su libro Satanás
Escrito por: Lizette Morales
Tiroteos que invaden la ciudad, muertos a la sombra del delincuente y un sinfín de historias que se repiten en Bogotá. El 10 de marzo de 2021, alrededor de las tres de la tarde, dos escenarios toman lugar en el primer acto de esta que parece una obra de ficción.
El primero en la carrera séptima con calle 79 en el barrio El Nogal donde dos policías del Cuadrante 12 de Chapinero se disponen a vigilar la zona y ven a dos posibles sospechosos que se transportaban en una moto vestidos como domiciliarios, se acercan para solicitarles una requisa y en ese momento, uno de los hombres saca rápidamente un arma y la desenfunda directamente a la cabeza del patrullero, Edwin Caro, quien cae inmediatamente al suelo, su compañero reacciona y le dispara a uno de los delincuentes mientras el otro intenta escapar.
En paralelo, en la calle 17 sur en el barrio Restrepo, un presunto ladrón se acerca a un auto con tres ocupantes, al parecer (según las cámaras de seguridad) roba una pertenencia y emprende su fuga como parrillero en una moto, en cuanto arranca, uno de los ocupantes del carro se baja y se abalanza sobre ellos. Posteriormente, los tres caen al suelo, una de las víctimas del robo se levanta rápidamente y en un forcejeo intenta quitarle el arma al delincuente; cuando logra hacerlo, dispara sin pensarlo y el asaltante cae al suelo, mientras que el segundo presunto ladrón es golpeado por los otros dos hombres que iban en el vehículo.

Mientras en el Restrepo la ira se apodera de las posibles víctimas de un robo, el patrullero que acaba de perder la vida se encuentra en el suelo; su compañero ante su impulso por perseguir al delincuente, se detiene, revisa (de nuevo) el cuerpo de su compañero y su rabia le brinda la fuerza para correr tras el hombre, cuadras más adelante lo alcanza. De igual forma, al devolverse llegan más policías quienes retienen al atacante empujándolo para que camine ante su imposición.
Se reafirma la inseguridad con la dualidad de Bogotá en dos sucesos ocurridos de forma simultánea, uno en el norte de la ciudad y otro en el sur. Ahora, otros dos casos que se dejan ver tras la cortina, los negocios y sucesos que como bien lo confirmó Hugo Acero (secretario de seguridad) pueden estar conectados por casos de sicariato. Empieza el segundo acto de la obra que va superando la ficción, uno protagonizado por un esmeraldero y su escolta, y el segundo por un comerciante.
En menos de 24 horas de los asesinatos en el norte y sur de la capital, en el centro se presentó un nuevo caso delincuencial en la calle 17 con carrera quinta en la localidad Santa Fe. Un esmeraldero y su escolta estaban en un parqueadero, iban a ingresar en una camioneta blindada hasta que un sicario llega y desenfunda a quemarropa a los dos hombres. Una de las víctimas era Jorge Enrique Gómez quien había sobrevivido a varios atentados, y la otra víctima se atribuye a su escolta, Luis Alberto Gamboa. Gómez era conocido como uno de los hombres cercanos al fallecido ‘Zar’ de las esmeraldas Víctor Carranza.
El fin de semana siguiente a los tres sucesos mencionados anteriormente, un nuevo caso de sicariato toma lugar en el Centro Comercial Puerto Príncipe en San Andresito, en la localidad Los Mártires, el 16 de marzo. Un hombre con chaqueta beisbolera pasa frente al local 18 de perfumes, luego vuelve a ese puesto, de inmediato saca una pistola con silenciador y le dispara a dos de las cuatro personas que se encontraban en el mostrador, una muere y otra sale herida, en ese momento el sicario se escapa del lugar de los hechos.
El caso del esmeraldero puede dar pistas sobre una posible ‘guerra verde’ del mineral extraído del occidente de Boyacá, mientras que el segundo da indicios de las diferentes bandas de sicariato que se mueven en la ciudad despertando ante la ciudadanía una preocupación frente a la inseguridad que hace parte de la cotidianidad. Finalmente, el tercer acto es la unión de los anteriores casos que nos sumerge a un relato de la realidad que da atisbos de lo que puede ser un profundo oasis de guerra infundada desde los adentros de esta sombría ciudad. Donde parece ser solo un caso, se funden oscuros sucesos que posiblemente no salen a la luz en medios. Todo esto nos da a entender que las historias de Mario Mendoza son tan reales como esta grave ficción que enfrentamos con los ojos blindados de temor.