
El país de las maravillas

Un conejo blanco aparece cada año, suena su reloj cada nuevo mandato, esta vez no es la excepción, hoy en Colombia suena el ‘tic tac’ en nuestros oídos de una nueva reforma tributaria que avanza con velocidad, una que parece afectar todos los sectores de la población, pero en especial la canasta familiar.
Iniciemos aclarando ¿Qué es una reforma tributaria? Para ustedes amigos conocedores, este término hace referencia a una modificación a la estructura de nuestros impuestos, buscando recaudar más dinero para el funcionamiento del Estado y pues... hay que ser sinceros, va de la mano de los propósitos que plantean a la hora del té los tan honorables próceres de la patria.
Sí, dependemos de nuestro rey rojo, ese que le crece la cabeza con cada idea demente y payasada para llamar la atención de los medios. Pero no solo de él, sus cartas rojas, su bancada política, van moviéndose con la idea de manejar esa gran bomba que llegó a nuestras vidas el pasado mes de marzo, el ‘Jabberwocky’ bueno… ese no es su nombre, el ‘SARS-CoV’ o más conocido como ‘COVID-19’, es nuestra quimera, un monstruo devorador de vidas. Este es el causante de esta nueva reforma para la transformación de nuestra economía.
Antes de continuar, veamos los argumentos de la nueva idea que surge desde el palacio de nuestro rey en donde afirma que esta propuesta es planteada “con un gran componente social y fiscal que permita eliminar la pobreza extrema en el país, atender a las familias más necesitadas”. Pero se preguntarán ustedes, por qué generar una reforma si ya el año pasado se nos impuso una, la tan conocida “Ley 2010” o “Ley de crecimiento económico”; la respuesta está relacionada con el ‘Jabberwocky’, puesto que con él se desencadenó una disminución del PIB (Producto Interno Bruto), es decir, el indicador que permite conocer la actividad productiva de un país.
Se llega a afirmar que es una de las peores cifras contrastadas con años pasados, donde “el país tuvo una caída del PIB del 6,8 % que lo lleva, sí o sí, a liderar planes para recuperar el dinero perdido y destinado a atender la crisis del coronavirus.” Adicional a ello, el hueco fiscal, o en otras palabras, la deuda externa incrementó a un 9% cuando se esperaba encontrar en 2,5%, en términos monetarios, casi 90 billones de pesos.
Según ello, uno de los ítems que entra en gestión es la canasta familiar, el pan que día a día es más complejo de llevar a la mesa por el alza en los costos. ¿Cómo sucede esto? Déjenme contarles sobre esta rosa roja, conocida como IVA. Ese impuesto que incrementa los precios de los alimentos en los jardines del reino, que hoy en día se encuentra en el 19%; cabe resaltar y como es mencionado por nuestro príncipe o más conocido Sota de corazones, el señor Carrasquilla que hoy en día la canasta familiar está gravada en más de un 50 por ciento.
No obstante se escuchan murmullos en el bosque de esta nueva propuesta en la que se espera alzar este último porcentaje, llegando a afectar la economía del pueblo. Un alza que aparenta estar como rumor de colegio de pasillo a pasillo, pero que es todo un hecho. Esto queridos amigos, es nuestro gran conejo blanco, que asoma su cabeza tras el hueco y nos lleva a suplir una deuda de un reinado que lleva años en el poder, rajar nuestros bolsillos para sopesar el dinero que el rey rojo usa en aspectos innecesarios como su imagen, viajes para ser el centro de atención como el de las vacunas.
Cierro este utópico cuento de fantasía, dejando en sus manos queridos lectores la potestad de dar un giro a esta narración y exigir a quien corta cabezas, la coherencia de sus actos. Recuerden que las historias siempre pueden tener giros si hay una acción o situación de cambio.
Autora: Jessica Saldaña