top of page

“Debería darles vergüenza y deberían sentir empatía por un pueblo que le ha dado tanto a este país y que este país no hace más que desconocerlo y comportarse de forma racista y tratarnos como nos tratan”

 Leonard Rentería en una entrevista con Blu Radio

Buenaventura Final.jpg

El mejor discurso sobre Buenaventura se ha dicho, el más honorable sobre un pueblo que resiste pese a la guerra, el narcotráfico, las bandas criminales, las masacres y la DESIGUALDAD. Que sea un punto de inflexión, un cambio estructural, o que, por el contrario, sea una oratoria olvidada para siempre –como se suelen olvidar los acontecimientos que realmente importan: las muertes de líderes y  lideresas sociales, los falsos positivos, los fraudes políticos o los desaparecidos– depende únicamente de nosotros: los colombianos.

Olvido voluntario, así se le llama a esa apatía generalizada que padecemos casi todos y que valientemente expone Leonard Rentería: “¿Quién piensa en los negros y las negras, en los indígenas y mestizos que están acá trabajando para que ustedes tengan todo en la comodidad de sus hogares?”

En mi opinión: muy pocos y casi nadie actúa frente a la vulnerable situación de las personas que a diario, en nuestro país, en Buenaventura, encaran la guerra y se ven sometidos a desplazamientos forzados, expropiación y violencia.

En realidad, Buenaventura padece de una profunda desigualdad y ha vivido en violencia desde hace décadas a causa del narcotráfico –herencia de los años ochenta y los grupos al margen de la ley (de acuerdo con la Comisión de La Verdad)–, a esto se le suman las subsecuentes bandas criminales –La Empresa y La Local, que a su vez se dividen en peligrosas bandas urbanas– además del evidente abandono del Estado quien hasta hace muy poco se hizo presente para atacar la violencia y desigualdad con la única arma con la que al parecer cuenta: las fuerzas militares. Porque la guerra se termina con guerra ¿verdad?

En tasas porcentuales, el 41% de los habitantes de Buenaventura se encuentran en condición de pobreza, esto según un reciente estudio del periódico El País, aunque en palabras de Leonard Rentería los índices crecen: “¿Te parece poco la pobreza en la que vive la gente?” –pregunta a la periodista de Blu Radio– “80% de pobreza, 63% de desempleo”.

No hay que ser un genio para darse cuenta de que aunque las cifras varían, los índices de pobreza están muy lejos de bajar. En consecuencia, el desempleo crea una brecha de desigualdad que incurre en el aumento de la criminalidad, bien lo ha dicho Edwin Janes Patiño, personero de Buenaventura: “la oferta delincuencial para los jóvenes es más alta que la laboral”.

Actualmente, y según un amplio informe publicado por la Revista Semana, se presenta la nueva ola del paramilitarismo en cabeza de un cartel heredado por los Urabeños quienes han tomado el poder y se han dividido en bandas criminales organizadas; bandas que hoy por hoy controlan el puerto y han desatado una de las guerras urbanas más grandes y recientes del país.

Actualmente, y según un amplio informe publicado por la Revista Semana, se presenta la nueva ola del paramilitarismo en cabeza de un cartel heredado por los Urabeños quienes han tomado el poder y se han dividido en bandas criminales organizadas; bandas que hoy por hoy controlan el puerto y han desatado una de las guerras urbanas más grandes y recientes del país.

¿Y qué hace el Gobierno nacional para aminorar la violencia, claro, producto de su propia indiferencia y negligencia al no intervenir oportunamente en la cruda guerra interna de Buenaventura contra el narcotráfico? - En respuesta llegó el ministro del Interior Daniel Palacios: “El mensaje final es claro: aquí hay Gobierno nacional, departamental y local haciendo presencia. Los tres estamos absolutamente comprometidos en derrotar a estos delincuentes”.

Estos “delincuentes” (la otredad en palabras de Van Dijk) bien podrían ser y son los mismos bonaverenses los cuales han escogido la oferta delincuencial de los grupos insurgentes a falta de ofertas laborales decentes y oportunidades económicas.

El ministro del Interior añadió: “se adiciona la llegada de dos destacamentos de Fuerzas Especiales del Ejército, un pelotón de reconocimiento especial de la Armada, drones de la Armada para coadyuvar con esa vigilancia urbana que adelanta nuestra Policía Nacional, llevando un total de más de 1.200 hombres de la Fuerza Pública en Buenaventura”.

En contraste Alexander López, senador del Polo Democrático, argumentó en una entrevista a Blu Radio: “Pueden traer a ‘Superman’ en persona para capturar a los jefes de las bandas criminales pero a los tres días habrán nuevos cabecillas”. Añadió: “el problema de seguridad se mantiene si no generamos grandes inversiones en lo social”. Aunque, atribuimos el mérito de que el Gobierno nacional haya pactado acuerdos y se haya comprometido con el paro cívico de Buenaventura en el 2017.

Aplacar la violencia en esta parte del Pacífico es tan difícil como erradicar la guerra en toda Colombia ya que Buenaventura es el reflejo de toda la situación actual. Terminar con este problema proveniente de la desigualdad estructural, con fuerzas armadas (como lo ha sugerido el ministro del Interior y como lo está manejando en este momento el Estado), en mi humilde opinión, es una decisión irresponsable, lo que provocaría más desplazamientos forzados y más homicidios. Para eso podemos aplicar el consejo del senador Alexander López y atacar la desigualdad con grandes inversiones en lo social. 

Ahora, sabemos que la situación se mueve entre los extremos del narcotráfico y el abandono, pero aún podemos hacer algo, le debemos a Buenaventura el no olvidarla y el reflexionar sobre nuestras propias acciones, repensarnos lo que ha dicho Leonard Rentería: ¿Estamos desconociendo a Buenaventura?, ¿somos racistas y clasistas?, ¿sentimos empatía por este pueblo que le ha dado tanto a este país?

Autora: Xiomara Ramírez

© 2021 ContraParte Periodismo Investigativo

  • Instagram
  • Twitter
bottom of page